Ley de la Atracción

FINGE

Finge hasta que te lo creas.

Finge ser feliz aunque no lo seas. Finge con todas las ganas que puedas.

Finge que estás tocando tu sueño, que lo tienes en las manos, en la piel, que te está besando. Finge que ya eres esa persona que con la mente te gustaría ser. Respira igual, actúa igual, siente igual. Finge prosperidad si transitas por una experiencia de escasez. Sonríe aunque estes llorando. Finge amor aunque tengas miedo. Finge alegría y confianza. Finge que estás lleno de paz y de esperanza.

Pregúntate cómo serías si ya lo hubieses logrado. Cómo serías en este momento si tus deseos más profundos ya se hubieran manifestado.

Finge y vive siendo lo que anhelas, aunque todavía no sea. Finge y estarás cocreando. Estarás engañando a la mente, a tu ego y te estarás alineando. Si finges, llegará un momento en el que cambiará tu vibración y te lo creas.

Y si te lo crees, lo creas.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Jaanus Jagomagi

DE CREER A SER

Cuando cambiamos nuestra forma de percibir el mundo, es decir, cuando cambiamos nuestras creencias, cambiamos también la composición neuroquímica de nuestra sangre, lo que a su vez activa un cambio en las células corporales
— Doctor Bruce H. Lipton

Creemos más en la escasez que en la prosperidad. Creemos más, mucho más, en el miedo que en el amor. Creemos más en la enfermedad que en la salud, más en la oscuridad que en la luz, más en lo humano que en lo Divino. Creemos más en lo que ven nuestros ojos que en lo oculto y lo milagroso, y así nos va. El poder de la mente para crear nuestra realidad no es un invento barato que se ha puesto de moda con la corriente new age.

El poder de la mente para crear nuestra realidad aparece reflejado en cualquier texto sagrado que pongamos en nuestras manos, no es nuevo. Es oculto, magnífico y sorprendente, pero no nuevo. La primera Ley hermética dice que Dios es mente y que todos nosotros, como extensiones de lo Divino, creamos nuestra vida a través de ella. Tan solo un 5 % de esa mente que somos es consciente, el resto, el otro 95%, es subconsciente, y ese subconsciente es el que gobierna nuestra vida. Allí guardamos todas las creencias que, después, veremos materializadas en nuestra particular experiencia. Nuestras creencias son nuestras verdades más sagradas y se componen de pensamiento y de sentimiento. Como explica Joe Dispenza, nuestros pensamientos envían una señal eléctrica al campo cuántico y nuestros sentimientos atraen magnéticamente situaciones a nuestras vidas.

La habilidad de convertirnos en creadores conscientes de nuestra realidad comienza por el creer y culmina en el ser. Finaliza cuando eso que primero creímos y después sentimos, se transforma en lo que somos. No es lo mismo creer que merezco todo lo bueno, que vivir desde el merecimiento. No es lo mismo creer que soy salud que saberlo y que vivir sintiéndolo y permitiéndolo. No es lo mismo.

Revisar y sanar nuestras creencias, desvincularnos de las que nos limitan,de las creencias que se basan en el miedo, en la escasez, en la enfermedad o en la preocupación es el primer paso de un proceso que pretende convertir nuestra vida en un milagro. Revisamos, y a continuación, vamos a dibujar en nuestra mente nuevas creencias que vayan en sintonía con lo que queremos manifestar. Y esas nuevas creencias deberán siempre ir acompañadas de sentimientos de alta vibración. Cuanto más sentimos, más atraemos. En nuestra vida no siempre vamos a obtener lo que queremos, pero siempre vamos a conseguir aquello en donde hemos depositado toda nuestra atención. Sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de eso.

Si hemos logrado integrar creencia y sentimiento, es decir, si, por ejemplo, hemos logrado creer que somos prósperos y sentir la prosperidad en nuestro interior las cosas comenzarán a cambiar, pero, ¿y si damos un paso más? ¿y si no solo lo creemos y lo sentimos, sino que también vivimos "como si ya fuera”? Entonces, nuestro poder para crear se va a ver doblemente potenciado.

Si vivimos siendo aquello en lo que creemos, le estaremos diciendo al Universo del que formamos parte que, por fin, hemos recordado QUIÉNES SOMOS y que estamos listos para recibir todo lo bueno que nos corresponde por derecho propio.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Atlas Green

Photo by Atlas Green

COMO SI YA FUERA

Lo que sientes que eres lo eres, y lo que eres se te da. Asume, pues, la sensación que sería la tuya si obrases ya en posesión de tu deseo, y ese deseo, entonces, se tendrá que cumplir. Vive, pues, sintiendo que eres quien deseas ser, y que serás.
— Neville

Todos, de alguna forma, en algún momento, hemos tenido o tenemos un anhelo, un sueño por cumplir, un deseo no satisfecho. Si existe algo que todavía tiene la forma de sueño es porque en alguna parte de nuestra mente lo creemos inalcanzable, imposible de conseguir, arriesgado o peligroso.

Todo aquello que somos capaces de soñar y de ver con los ojos cerrados, todo aquello que podemos imaginar, existe ya como potencialidad. La pregunta es cómo convertir eso que ya es en alguna parte de nosotros, en una realidad tangible.

Materializar un sueño es una tarea que pide un cambio radical en cuanto a la forma que tenemos de ver la vida. Para dar estructura al anhelo, primero tenemos que cultivar la fe en que nuestra voluntad es la misma que la del Padre Universal. Tenemos que interiorizar y sentir que nuestro deseo es compartido por la Fuente de la que formamos parte. Tenemos que crear unidad porque eso es lo que, progresivamente, nos permitirá ver lo que soñamos como algo propio y natural, no como algo externo y difícil de alcanzar.

Para materializar un sueño, tenemos que negarnos con firmeza e insistencia a que los pensamientos de miedo y resistencia que brotan de nuestra mente interfieran en nuestra capacidad creadora. Debemos abandonar la costumbre de creernos lo que pensamos, debemos dejar atrás la idea de que “a lo mejor no será posible”, de que “ a lo mejor no estoy preparado”, de que “puede ser que el Universo desee para mí otra cosa”.

Nuestra capacidad creadora surge naturalmente cuando jugamos al “como si ya fuera”. Cuando nos permitimos ser, en el presente, las personas que seremos cuando nuestro sueño se llame realidad. Cuando, energéticamente, nos alineamos con lo que anhelamos. El “como si ya fuera” nos pide que convirtamos nuestro deseo en algo natural, que, en vez de cuestionarlo y dudarlo, lo experimentemos aquí y ahora. Nos pide que lo honremos y que salgamos de nuestra zona de confort. Que nos identifiquemos con su vibración, que lo sintamos, lo disfrutemos y que, después, lo soltemos. Lo dejemos ir sin que nos importe el cómo ni el cuándo, pero desde la absoluta certeza de que ya está tomando forma y de que su materialización completa se dará cuando deba darse.

Nuestro poder creador, ese inmenso regalo que nos ha hecho “Papá Universo” y que compartimos con Él, surge de manera natural, cuando volvemos a ser niños, cuando jugamos a imaginar, cuando creemos en los milagros y cuando no cuestionamos que es un derecho natural manifestar toda nuestra potencialidad.

Si tienes un sueño, debes saber que, dentro de ti, tienes el poder de convertirlo en realidad.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Tk Hammonds

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